10/29/2009

El hombre del Tiempo

Roberto afirmó muy serio: "no exagero: he leído el Quijote completo mientras me afeitaba por las mañanas durante tres años. El tiempo es oro." La carcajada se oyó en Estambul. Te has pasado Roberto.

La cosa no es tan complicada. Aprovechar el tiempo no es hacer piruetas extrañas, ni ir pisoteando a la gente con mirada de "ejecutivo-flash together"; no es acelerarse y perder la paciencia, las maneras y la cabeza. Aprovechar el tiempo es hacer lo que hay que hacer en cada momento con intensidad, con alegría, sabiendo que un día tiene 24 horas de 60 inexorables minutos, y no hay que ponerse nervioso.

Aprovechar el tiempo es vencer el síndrome del bloqueo: Esta tarde tengo que cortarme el pelo, no puedo ayudar te, Flánagan"; "oh, ¡lo siento! tengo un examen, no puedo echarte una mano"; "he quedado con mi madre para comprarme unas bermudas: estoy apuradillo de tiempo; perdona Flánagan"; "a las doce tengo un partido y ¡hay que mentalizarse antes!; "esta lámina me llevará dos horas, no cuentes conmigo esta tarde"... Y a este paso Flánagan nunca contará contigo. Todo esto, más que bloqueo es comodidad: una jeta como un bloque de mármol. Una tarde da para mucho ¡no seas comodón!
Aprovechar el tiempo es vencer el síndrome de la pachorra ¿Cuánto tardas en merendar?, ¡más de 20 minutos? vas a terminar con cara de Nocilla. ¿Cuánto tardas en ordenar tu cuarto, ¿cuánto en ponerte a estudiar?, ¿cuánto tardas en levantarte, en asearte, en salir de casa, en hacer un recado...?¿cuánto tardas en vestirte, desgasta-espejos? No se trata de ir en plan cohete todo el día, pero hay que meterle un poco de ritmo a la vida para no ir como los gansos, que andan como si tuvieran agujetas.

Aprovechar el tiempo es dominar el síndrome del Capitán Trueno. Comienzas a estudiar, y terminas luchando con los sioux; en plena clase de historia, arranca tu Ferrari Testarrosa: te metes en la cama, y le encajas un golazo a Casillas... La imaginación es algo muy bueno, pero si se dispara es peor que una bomba nuclear descontrolada ¡explosiva!


Aprovechar el tiempo es superar el síndrome de la Gallina Felisa. Enciendo la tele, me pongo a ¿estudiar?; leo una novela, visito la cocina, llamo a un amigo, me lavo las manos, sigo ¿estudiando?; investigo en la nevera, me doy una vuelta arreglo el armario... picoteo, picoteo, pero no hago nada concreto o estable.

Aprovechar el tiempo es domar el síndrome del letargo: el tío que se adapta y se hace una sola cosa con el sillón y vegeta oyendo música, dejando la imginación suelta, leyendo un tebeo o simplemente desparramado "descansando". Algo muy propio de las vacas, pero no de un ser humano.

Aprovechar el tiempo es hacer morder el polvo al síndrome del "mejor para mañana", el engaño perfecto para no hacer nada ni hoy, ni mañana.
Aprovechar el tiempo es superar el síndrome del diplodocus: el que todo lo empieza, lo arrasa lo termina mal, lo agota por derribo.

Aprovechar el tiempo es darse cuenta que la tarde es larga: entre las 6 y las 10 hay ¡cuatro horas! que dan para mucho: merendar, estudiar, ayudar en casa, repasar, leer un libro, explicar ciencias a los hermanos, salir de tu mundillo, vivir con intensidad las cosas que haces, porque los demás (los famosísimos "demás") bien merecen tu tiempo. El egoísta nunca lo entenderá; tú si lo entiendes ¿verdad?